El Aeropuerto Nacional "Juan Pablo Pérez Alfonso" (VIG), ubicado en la ciudad de El Vigía, estado Mérida, ha alcanzado un hito crucial en su gestión: recibió la Certificación de Explotador del Aeródromo (C.E.A.) por parte del Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC).
Esta acreditación formaliza a Bolivariana de Aeropuertos (BAER) como el operador autorizado de esta infraestructura, considerada estratégica para la conectividad aérea en la región occidental de los Andes venezolanos. Este reconocimiento técnico fundamental garantiza que las operaciones en el aeropuerto se desarrollen bajo condiciones seguras, eficientes y conforme a los protocolos internacionales de la aviación civil.
La obtención de esta certificación sigue a un periodo de inactividad. El aeropuerto paralizó sus actividades desde el 16 de septiembre del presente año (2025) para llevar a cabo un mantenimiento intensivo que incluyó la rehabilitación de su pista principal con la aplicación de más de 10 mil toneladas de asfalto, aperturado el 25 de noviembre del presente año.
Inaugurado en 1991, el aeropuerto de El Vigía posee una de las infraestructuras más ambiciosas de la región:
Capacidad Subestimada: Su pista de 3,000 metros fue construida originalmente para recibir aeronaves de fuselaje ancho como el Douglas DC-10, aunque en su historia nunca llegó a recibir este tipo de vuelos comerciales.
Segunda más larga del país: Actualmente es la segunda pista de mayor longitud en Venezuela y cuenta con iluminación nocturna operativa.
A pesar de su importante capacidad y su reciente certificación de seguridad, el aeropuerto de El Vigía, al igual que muchas otras terminales aéreas en el país, enfrenta un desafío de larga data: la falta de modernización.
Desde su inauguración, la infraestructura no ha recibido la ampliación o actualización necesaria para cumplir con las exigencias actuales de la aviación comercial. Aeropuertos de importancia regional, incluso aquellos que han sido recientemente recuperados o reabiertos (como los de San Fernando de Apure, Puerto Cabello y Maracay), siguen operando con la misma estructura original que tenían hace décadas, lo que limita su eficiencia, su capacidad de manejo de grandes volúmenes de pasajeros y su alineación con las tecnologías de handling y seguridad de la aviación moderna.
